INTERVENCIÓN PSICO-SOCIO-AMBIENTAL EN DESASTRES
Esta práctica de aula se caracteriza por la visita del profesor Cesar San Juan, psicólogo de catástrofes, quién nos ofreció un discurso a cerca del tema en cuestión.
Una definición clásica, ampliamente aceptada y que se centra en los efectos sociales como ambientales, es la propuesta por Fritz (1961), que la describe como “cualquier hecho agrupado en el tiempo y en el espacio, en el que una sociedad o una parte relativamente autosufiente de la misma, vive un peligro severo, pérdidas humanas y materiales, y en el que la estructura social se rompe y la realidad de todas o algunas de las funciones esenciales de la comunidad se ve inhabilitada”.
Se debe tener en cuenta que existen diversos niveles de crisis que pueden ocasionar un desastre, los cuales están establecidos en base a sus consecuencias. Desde el menor nivel de gravedad hasta el más elevado nivel del mismo, los podemos catalogar en los siguientes:
- Accidente: se caracteriza porque las personas implicadas son de fácil delimitación, con recursos suficientes para afrontar la situación y, además, no provoca daño alguno en los sistemas sociales.
- Emergencia: se caracteriza porque las personas implicadas son un grupo de individuos con los recursos suficientes para afrontar la situación de crisis. Sin embargo, en este caso, sí produce la ruptura de la normalidad del sistema.
- Desastre (tecnológico): se caracteriza porque implica a una parte importante de la población que no cuenta con los recursos para hacer frente a la situación y, provoca una ruptura y daños severos en el sistema.
- Catástrofe (natural): se caracteriza porque afecta a toda la comunidad, la cual necesita de ayuda externa y provoca la destrucción de las estructuras sociales.
Existen otros parámetros que debemos contemplar, como los tipos de amenaza y el impacto psicosocial. En cuanto a la primera, aclarar que existen dos tipos: la amenaza tecnológica, que es aquella causada por el hombre (bomba atómica, Fukushima, Chernobil, Prestige, etc.); y, la amenaza natural, que son todas aquellas cosas que pueden ocurrir causadas por la naturaleza (terremoto, inundación, tsunami, etc.). El impacto psicosocial de todos estos tipos de peligro puede generar en la población una alta sensación de impotencia y frustración a causa de la impericia de los mismos para llevar a cabo conductas de afrontamiento; no debemos obviar el hecho de tener en cuenta si el impacto ha sido previsto o imprevisto, ya que es de este aspecto del que va a depender la capacidad de reacción de los individuos.
Otro de los aspectos fundamentales en este ámbito es el nivel de vulnerabilidad de las personas en las situaciones de crisis. Dicha vulnerabilidad es entendida como la respuesta al desastre en función de la relación entre los recursos y los factores estresores. Se pueden destacar:
- La vulnerabilidad material. Destacada por la precariedad económica y porque no hay acceso a los recursos educativos y de salud.
- La vulnerabilidad social y organizativa. Se caracteriza porque el tejido social se encuentra desarticulado o es inexistente.
- La vulnerabilidad motivacional o actitudinal. Destacada porque los valores culturales o religiosos son desfavorables a los procesos de participación social.
- La vulnerabilidad ambiental. Caracterizada por la depredación de los recursos naturales.
Muy importante es tener presente que la intervención psico-socio-ambiental en catástrofes no puede limitarse solo al campo de la psicología clínica (apoyo psicológico inmediato y tratamiento en las fases posteriores), sino que además es fundamental la intervención de otras disciplinas en el campo de la psicología, como son:
- La psicología social: basada en el análisis de las representaciones sociales, del comportamiento colectivo, las actitudes y la información (ej.: Mal de chagas).
- La psicología comunitaria: basada en la gestión de riesgos en las diversas comunidades.
- La psicología de las organizaciones: basada en la captación, la gestión, la selección y la formación de equipos de trabajo.
- La psicología ambiental: basada en la relación entre las conductas del ser humano y el entorno.
Los desastres se desarrollan en una serie de fases, en las cuales, el desencadenante es la pérdida de control. Comienza con la fase de emergencia, durante las primeras 72 horas, después llega la fase post-impacto, 72 horas a 3 meses después del fenómeno, y, por último, nos encontramos con la fase de estabilización, es decir, con el proceso de adaptación a las consecuencias que se desarrolla tras 3 meses desde el fenómeno). No obstante, en muchas ocasiones, también podemos encontrarnos con las siguientes fases:
- La fase previa. Normalmente existe una fase de estado previo que se caracteriza por el grado de preparación de las autoridades y de la comunidad para afrontar la catástrofe. Este momento tendría también un carácter educativo, donde se trataría de favorecer una cultura preventiva. En la fase previa al impacto del hecho negativo, y en sus primeros momentos, es muy frecuente que las autoridades nieguen o minimicen la amenaza.
- La fase de alerta. Está delimitada entre el anuncio del peligro y la aparición de la catástrofe. Este periodo se caracteriza por señales de alerta que dan lugar a un estado de ansiedad útil, es un tiempo para tomar en consideración las medidas de protección. Sin embargo, esta fase es gestionada sin instrucción e informaciones precisas, puede dar lugar a la propagación de rumores.
- Las fases de shock y reacción. La fase se shock, breve y brutal, corresponde a una alteración afectiva, sensación de irrealidad, suspensión de las actividades cotidianas y desconcentración de la atención. Según las investigaciones longitudinales sobre las respuestas a catástrofes como la erupción de un volcán inmediatamente después del shock se produce una fase de reacción, que dura normalmente 2 y 3 semanas tras del hecho. En ella se observa alta ansiedad, intenso contacto social y pensamientos repetitivos sobre lo ocurrido, así como la aparición de conductas adaptativas de ayuda. Es frecuente que, inmediatamente después del impacto, la gente se movilice.
- Fase de adaptación y reconstrucción. Alrededor de dos meses después de la catástrofe, se da una fase de adaptación, que se caracteriza por actividades de organización social y reconstrucción de la vida cotidiana. En este periodo la gente tiene que aprender a vivir con una cierta normalidad y reconstruir sus proyectos vitales a pesar del impacto de la situación vivida. Hay cuatro aspectos clave desde el punto de vista de los afectados que deben tenerse en cuenta, a saber: el proceso de duelo, el miedo frente a la incertidumbre del futuro, la sobrecarga por los trabajos de reconstrucción, y la superación de la condición de víctimas.
Las respuestas ante las catástrofes se caracterizan por el estrés y la resiliencia. Las catástrofes provocan ansiedad y depresión, además de un conjunto de síntomas específicos que se han unificado en el denominado síndrome de estrés postraumático (PTSD). Muchas de las reacciones y efectos que presentan las comunidades afectadas, y que a menudo se describen en términos de síntomas o problemas psicológicos, pueden ser problemas frecuentes frente a situaciones anormales. Tras sufrir terremotos, huracanes o inundaciones se constató que la presencia del conjunto de síntomas del estrés postraumático tiene una incidencia entre 1% y el 14% sobre la población afectada. Con respecto a la resiliencia, decir que es un proceso dinámico que tiene por resultado la adaptación positiva en contextos de gran adversidad. Su frecuencia de respuesta es más elevada (entre el 35% y 55%) que la del trastorno crónico (entre el 10% y el 30%), el demorado (entre el 5% y el 10%) y el de la recuperación (entre el 15% y el 35%). Los gobiernos deberían de valorar la implementación de programas de prevención como algo fundamental y prioritario, los cuales deberían ir dirigidos a la participación colectiva con el objetivo de fomentar la respuesta automática de la población (planes de evacuación y de ayuda, centros preparados para afrontar una catástrofe, etc.).
BIBLIOGRAFÍA
- San Juán, C. (2014). Apuntes intervención psico-socio-ambiental en catástrofes. Donostia, Universidad País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea.
PÁGINAS WEB CONSULTADAS
- http://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/10651/17739/3/TFM%20cristina.pdf
- http://www.sipsych.org/files/6513/5104/2866/Intervencion_Psicosocial_en_Situaciones_de_Desastre.pdf
- http://www.saludydesastres.info/index.php?option=com_content&view=article&id=330:3-3-amenazas-tecnologicas&catid=100&Itemid=602&lang=es
No hay comentarios:
Publicar un comentario