lunes, 12 de enero de 2015

PRÁCTICA DE AULA 5

PROPUESTA DE UN ESTUDIO PARA DESARROLLAR UN MODELO DE PREDICCIÓN DE C.E.R.

Como se ha descrito en la práctica de aula anterior, la conducta ecológica responsable (C.E.R.) hace referencia al conjunto de acciones que intencionalmente buscan contribuir a la protección de los recursos naturales o, al menos, a la minimización del deterioro ambiental (Grob, 1990).

El comportamiento pro ambiental podría ser considerado como un tipo de comportamiento pro social en el que no se recibe una recompensa inmediata tras el comportamiento realizado. El poder de la autoeficacia como reforzador intrínseco del comportamiento pro ambiental ha sido resaltado por De Young (2000) quien señala que no se debe asumir que porque las personas sepan qué hacer, deberían saber por qué deberían hacerlo y cómo desarrollar la conducta. La clave está en que cuando una persona se siente capaz de desarrollar una conducta experimenta una satisfacción intrínseca fruto del propio juicio de competencia que promueve la elección y generalización de nuevas conductas y el desarrollo personal. Estableciendo una relación con la revisión elaborada por De Young (2000), la motivación intrínseca sería la satisfacción de tener determinadas competencias y de realizar un consumo responsable mientras que la extrínseca se basaría en la satisfacción de mantener el sentido de comunidad. Ambas motivaciones pueden activarse dependiendo del tipo de actividades o comportamientos que hacen que la persona centre sus esfuerzos en conseguir una u otra meta en un momento determinado.

En esta línea también nos encontramos con Thompson y Barton (1994), quienes señalan que a pesar de nuestros valores a favor del medio ambiente, resulta difícil cambiar nuestras conductas, especialmente si implica sacrificio o incomodidades. Estos autores desarrollaron dos constructos para definir la actitud del individuo: antropocentrismo (actitud que se basa en la posición cualitativamente superior del ser humano en la naturaleza) y ecocentrismo (actitud que se basa en la igualdad del ser humano con los animales, es un intento de corregir errores del ser humano). 

Centrándonos más concretamente en esta práctica de aula y teniendo en cuenta lo mencionado, nosotros nos hemos centrado en gasto de la energía eléctrica. El mal uso de la energía es uno de los principales motivos por los que se ha alterado el equilibrio de la naturaleza y el planeta. La Tierra se está calentando; de hecho es más cálida que en los pasados mil años, tan sólo el siglo anterior la temperatura superficial aumentó 0.6 grados centígrados. La población en general puede hacer mucho; por ejemplo, usar focos ahorradores, los cuales sólo utilizan un cuarto de energía de la empleada por los convencionales; usar menos la lavadora y con cargas completas; reducir el tiempo de la ducha a 5 minutos e instalar una regadera con flujo bajo; poner el termostato a 18 grados en el día y 13 en la noche, etc.; la conservación de la energía es fundamental. Este tipo de conservación,  se refiere a los esfuerzos realizados para reducir el consumo de la misma, mediante una utilización eficiente de la energía, lo que se logra disminuyendo el consumo de energía y la reducción del consumo de fuentes de energía convencionales (petróleo, carbón, madera y gas natural). La conservación de energía puede resultar en un aumento del capital financiero, ambiental, la seguridad nacional, la seguridad personal y el confort humano. 

Con el objetivo de comprobar si el ahorro energético está fundamentado en motivaciones extrínsecas o intrínsecas, haremos uso de las siguientes variables:
  • Uso de la luz natural:
    • Suele haber luces encendidas en habitaciones que no estás.
    • Enciendes alguna luz antes de que anochezca.
  • Utilización de aparatos eléctricos: 
    • Deja enchufados aparatos eléctricos después de haberlos utilizado (batidora, cargadores del móvil o el portátil, planchas del pelo, secadores,…). 
    • Utiliza bombillas de bajo consumo.
    • Apaga los fogones de la cocina minutos antes de que esté hecha la comida. 
  • Mantenimiento de la temperatura de la vivienda:
    • Suele cerrar la puerta de la habitación en la que estás. 
    • Tiene las ventanas cerradas habitualmente.
Además, llevaríamos a cabo una pequeña encuesta estructurada  con preguntas muy concretas para conseguir una mejor medición  del gasto de energía real (metros cuadrados del hogar, número de residentes en el hogar, gasto que consta en la factura al mes [en kilovatios, no en euros], tipo de bombilla que usan [alógenas, de bajo consumo, LEDS, o incandescentes]).

Para complementar los resultados consideramos adecuado incluir ítems de la escala de valores de Schwartz. El Modelo de los Valores de Schwartz (1992) define los valores como las creencias sobre las metas de las personas y sirven como estándares que guían a la persona en su vida. Describen lo qué es más importante para la persona y forman parte de la identidad del individuo. Este modelo nos propone 10 valores (autodirección, estimulación, hedonismo, logro, poder, seguridad, conformidad, tradición, benevolencia y universalismo). Hay que destacar que los valores se clasifican según diferentes motivaciones que contrastan entre sí:
  • Apertura al cambio: estar preparado para nuevas ideas, acciones, experiencias.
  • Conservación: enfatiza la auto-restricción, orden, evitación del cambio.
  • Auto-engrandecimiento o promoción del yo: lograr los propios intereses.
  • Auto-trascendencia: superar el propio interés por el bien de los demás.



BIBLIOGRAFÍA 
  • Amérigo, M., & Aragonés, J. I. (Coordinadores); (2010). Psicología Ambiental (págs.78-83). Madrid: Pirámide. 
  • Vozmediano, L.; (2014). Apuntes Psicología Ambiental (tema 5).Donostia, Universidad País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea.

PÁGINAS WEB CONSULTADAS 
  • http://reme.uji.es/articulos/numero35/article5/article5.pdf
  • http://elbuenusodelaenergia.blogspot.com.es/2012/10/mal-uso-de-la-energia-electrica.html

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